Después de la tormenta siempre sale el sol.

Caparros-Levante-FOTO-DAVID-GONZALEZ_ALDIMA20130821_0035_3El Levante abrió la Liga de la peor manera posible, encajando un contundente 7-0 en tierras culés. ¿Qué había sucedido? ¿Dónde estaban las notas de seriedad y fortaleza que caracterizaban antaño al conjunto granota? Se echó de menos a hombres como Ballesteros, Barkero, Juanlu, Iborra o Martins, referentes simbólicos de un estilo propio de defensa-contraataque que aparecía ahora totalmente difuminado. Los más pesimistas temían, a las primeras de cambio, no encontrar la brújula que orientara al levantinismo hacia la permanencia en esta temporada de regeneración.

Algo cambió, sin embargo, en la noche del domingo. La brújula levantinista tiene nombre y apellidos: Joaquín Caparrós. Él es quien debe comandar la naveta granota hacia la permanencia. El técnico utrerano lleva implícita la marca del sufrimiento, conocedor de lo que es ser un Robinson Crusoe, administrando con tino los escasos recursos disponibles con tal de sobrevivir en tan agreste paisaje. Y ahí, en esa gracia especial para hacer frente a las adversidades que tiene Caparrós, radican todas las esperanzas de la parroquia de Orriols.

Orden y disciplina. No le queda otra al Levante esta temporada. La salida de Iborra ha hecho mucho daño a la plantilla, deportivamente hablando. Poco ayudaría, además, la salida del otro pilar del centro del campo, Pape Diop, un portentoso futbolista cuyo despliegue de músculos, pulmones, piernas y recursos técnicos se antoja esencial para poner en práctica la idea futbolística del técnico utrerano. Sea como sea, no le conviene al Levante caer en el pesimismo agorero. Tiene motivos para ello, quizás, pero dicha actitud no va recogida en el ADN granota.

La portería está bien cubierta con el felino Keylor Navas. El oficio y experiencia de gente como Juanfran, Pedro López, David Navarro y Vyntra transmiten seguridad al por mayor. La línea de tres cuartos presenta chispa, electricidad y calidad en nombres como Xumetra, El Zhar o Pedro Ríos. Luchadores como Barral o Diawara encajan a la perfección en la fisonomía granota. Y el sistema de pesos y contrapesos que conformaba la dupla Iborra-Diop durante la temporada anterior será moldeado en esta ocasión en torno a jugadores de garra y tesón como El Adoua, Simao, Pinto o Gomis. Todo ello sin olvidarnos del Príncipe de Orriols, uno de los secretos mejor guardados de la Liga. Hablamos, por supuesto, de Rubén García, quien poco a poco y en base a trabajo, esfuerzo y talento comienza a emerger como una de las estrellas del campeonato.

Puede que un insípido 0-0 en casa sepa a poco, o nada, en otros estadios. En Orriols, sin embargo, ello es motivo de ilusión y jolgorio. Parroquia estoica donde las haya, el levantinismo respira más tranquilo después del partido de anoche. Supone saber que el Levante, una vez más, está en buenas manos, en las manos de Joaquín Caparrós. No nos queda otra que confiar en aquello que augura que después de la tormenta siempre sale el sol.

Una vez más, la Liga.

Apenas llevamos una semana con este nuevo curso futbolístico, el de la temporada 2013-2014, y uno puede percibir que la Liga, la eterna Liga, tiene preparadas para nosotros muchas sorpresas, alegrías y penas.

¿Qué podemos esperar de esta temporada? En la parte de arriba todo apunta a un nuevo combate entre Real Madrid y Barcelona. Ambos han contratado a un técnico de perfil autómata, de esos que saben interpretar la melodía a la perfección pero que no añaden nada nuevo a la partitura. Son Carlo Ancelotti y el ‘Tata’ Martino. Uno, el italiano, pendiente de engrasar todas las piezas merengues, tratando de dar con la tecla exacta que permita crear una verdadera máquina de conseguir victorias. El otro, argentino, viene con el manual “Barça” sabido de memoria, lleno de anotaciones y bien subrayado. Es un hombre enamorado de la escuela de Cruyff y Guardiola que simplemente busca conseguir que sus chicos hagan aquello que saben hacer: jugar un fútbol tan preciosista como efectivo. Un bonito duelo, como no podía ser de otra manera.

Tras ellos aparecen un buen puñado de equipos que ambicionan colarse en los puestos europeos. El más sólido, hoy por hoy, es el Atlético de Madrid del ‘Cholo’ Simeone. Equipo compacto, aguerrido, solidario y eficaz. El argentino ha conseguido cimentar una estructura vigorosa a la que no se le encuentran grietas por ningún lado. Veremos, en todo caso, qué tal va la progresión de Koke y Óliver, asistiremos a los continuos recitales de Arda Turan y vibraremos con la garra de Diego Costa. Mimbres suficientes como para estar entre los tres primeros de la Liga.

Valencia, Sevilla y Athletic aprietan por detrás. Tengo el pálpito de que Miroslav Djukic conseguirá pulir un buen equipo por tierras valencianistas. Por talento no será, la clave anda en conseguir adornar a éste con el toque preciso de entrega, garra y solidaridad que todo equipo necesita para alcanzar la excelencia. Por su parte, tanto Emery como Valverde son entrenadores que transmiten seguridad. Alcanzan objetivos a través de un fútbol vertical y ofensivo. Al igual que el Valencia, tanto Sevilla como Athletic tienen mucho talento, nombres como Beñat, Rakitic, Muniain o Perotti son una buena prueba de ello.

El ‘Vasco’ Aguirre parece que está perfilando un Espanyol muy de su estilo, formando un equipo que deberá suplir la ausencia de Verdú con el carácter y personalidad que atesora el técnico mexicano. La Real Sociedad de Jagoba, por su parte, es un absoluto disfrute, un equipo maravilloso. Les sobra calidad y desparpajo, además la planificación deportiva ha sido muy atinada, conformando una plantilla amplia y de muchos recursos. La única duda viene dada por la candidez y juventud del proyecto, incluyendo aquí a su entrenador, así como por el desgaste de tener que competir en la Champions League.

Con la bandera del fútbol ofensivo y refinado aparecen Pepe Mel, Paco Jémez y Luis Enrique. Betis, Rayo y Celta. Tres equipos con una idea futbolística muy similar, aunque cada uno con su matiz. Desde luego que nadie se aburrirá viendo partidos de estos equipos. Muy bien ha fichado el Elche de Fran Escribá, novato que ha tirado de chequera para firmar a gente del nivel de Botía, Del Moral, Javi Márquez o Carlos ‘La Roca’ Sánchez con tal de mejorar la solidez que demostraron la temporada pasada en Segunda. Muy parecido es el proyecto del Granada, aunque con un punto más de lustre y experiencia por tierras nazaríes. El oficio de Lucas Alcaraz ha de ser suficiente para alcanzar con premura la permanencia y porqué no soñar con cotas superiores.

Fernando Roig ha vuelto a la Primera División, pues así lo merecía el Villarreal, equipo modélico en cuanto a gestión deportiva y, sobre todo, económica. Las riendas del equipo las lleva un técnico reputado y correcto como Marcelino, quien se acoge a la clase de Giovanni para rememorar los mejores días del submarino amarillo. Lejos de allí, por tierras andaluzas, aparece el único técnico que sabe lo que es ganar una Liga. Es Bernd Schuster y su Málaga. Aparece el proyecto con muchas dudas, pero seguro que el bravucón alemán se encarga pronto de despejarlas.

Difícil papeleta tiene JIM en Valladolid, con una plantilla de pocos recursos que pondrán a prueba el buen hacer del técnico alicantino con tal de alcanzar el objetivo de la permanencia. Muy parecido es el caso de su anterior equipo, el Levante, donde la traumática salida de muchos de sus referentes ha dejado paso al vacío y la incertidumbre. Veremos como gestiona esta transición un técnico tan experimentado como Joaquín Caparrós.

El ideario de Luis García y Mendilibar vuelve a la carga. Cada uno con su estilo, tratarán de alcanzar la permanencia con tranquilidad y sin los ahogos de las últimas fechas de campeonato. El oficio de Getafe y Osasuna se contraponen a la juventud de Francisco, el técnico más joven de la categoría, quien anda al mando de un atractivo Almería.

La zurda del ‘Tino’.

“Puede que no se me haya valorado”. Es el regusto amargo con el que se marcha el ‘Tino’ Costa. En Moscú reciben con los brazos abiertos a este trotamundos del fútbol. En su periplo futbolístico cuenta, ni más ni menos, con un debut en la isla de Guadalupe, en pleno Caribe. De ahí marchó a la tercera división francesa y, por azares del destino, se enroló en el proyecto del Montpellier cuando todavía militaba en la segunda categoría, equipo en el cual, por cierto, demostraría todas sus habilidades llegando a ser considerado como el jugador franquicia.

Pronto entró en escena Braulio. Echó las redes valencianistas sobre él. Unos 6 millones de euros fueron el montante total de la operación. ¿El rendimiento? Increíble. Un gran jugador que, sin embargo, no ha tenido el reconocimiento que merecía. Será la idiosincrasia de la parroquia ché, serán los líos que mantuvo con Unai o será que, quizás, le falte un poco de carisma al bueno del ‘Tino’ con el que contagiar a los aficionados. “Si hay algo que siempre me reprocharé en Valencia es que, tras hacer esfuerzo tras esfuerzo, la gente no supo reconocerlo en algún momento”. Una verdad como un templo, palabras que salían ayer de su boca. El coraje del argentino, uno de sus grandes tesoros, nunca ha sido reconocido por Mestalla.

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Sea como sea, hoy se va un jugador lleno de sacrificio y garra. Voluntarioso como pocos, el ‘Tino’ se ha manejado correctamente en el centro del campo valencianista. No obstante, no es un creador al uso. No sabe llevar la batuta del equipo. ¿Dónde colocarlo? ¿Puede jugar como media punta? o ¿como cierre para aprovechar su desplazamiento en largo de balón? Trabajo para el Míster. Su mayor virtud, de eso sí que no hay duda, es su pierna izquierda. Una zurda repleta de talento. Sus cañonazos desde la frontal del área sólo son comparables con sus precisos centros cuando ejecuta los córners y faltas esquinadas.

En fin, Karpin ha fichado para su equipo a un jugador poderoso. Un hombre hecho a sí mismo, pues nadie le ha regalado nada. A su trabajo defensivo y su virtud táctica le acompañan un más que notable toque de balón. Calidad, entrega, sacrificio y un disparo descomunal. Qué más quieren. Un maratoniano al que siempre es un placer ver jugar. Qué disfruten en Moscú de sus zapatazos.

Adiós a la Champions, adiós a Valverde.

La inseguridad ha podido con Ernesto Valverde. Ayer anunciaba públicamente que se marchaba del Valencia. Difícil decisión, imagino. Quizás, también errónea. ¿Cómo decir no a un banquillo tan goloso? ¿cómo abandonar una nave en la que afición, jugadores, prensa y directiva solicitan tu continuidad con tanto descaro? ¿no merece la penar arriesgar un tanto por todo ello?

El bueno del Txingurri ha realizado una labor espectacular en el club ché. De ahí que lo tengan tan endiosado por tierras valencianistas. De ahí que todos pidieran su permanencia en el banquillo. Cogió un equipo roto, un vestuario sin alma. Y lo supo reconvertir. Cambió la situación como si nada. Transmitió tranquilidad, dio una base de juego al equipo y recuperó a hombres como Banega o Parejo para la causa del buen fútbol. Con él se ha visto al mejor Jonas, al Soldado más voraz y a un Mathieu galáctico en el puesto de central. Con la libreta de Valverde el Valencia no sólo ha ganado partidos, sino que ha disputado la cuarta plaza de tú a tú frente a la Real conforme a un estilo de juego muy bien definido, basado en ataque, presión y orden.

En el Pizjuán se interpuso Clos Gómez. También los cuatro goles del Tiburón Negredo. Y en Riazor el Deportivo no pudo con la Real. Ésta, en cualquier caso, merecía este destino. La fábula de Montanier ha tenido el final feliz que todos querían. Tremenda temporada de los txuri urdin. El Valencia, en todo caso, ha sido un digno competidor. Se marcha Valverde, probablemente al Athletic. La Champions se esfuma. Emery se cobra su particular venganza. Y Djukic aparece en el escaparate. La temporada 13/14 ya ha comenzado a rodar.

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Recopilación Liga 11/12.

1.- Real Madrid. 100 puntos. José Mourinho.

Incontestable su triunfo. No admite crítica. El Real Madrid ha sido justo campeón de este torneo. El técnico portugués ha conseguido vertebrar un equipo tan sólido en defensa como mortal en ataque. La pegada ofensiva del Madrid no admite comparación hoy en día. A ello ayuda tener entre sus filas a gente como Cristiano Ronaldo (el gol hecho persona), Di María (la electricidad), Benzema o Higuaín (los killers) y Ozil (el termómetro en ataque). Difícil hacerle un gol al Real Madrid, y más difícil todavía evitar que te los haga. Le faltaba vencer el envite moral con el Barça, y este año lo ha conseguido.

MVP: Cristiano Ronaldo.

Revelación: Sergio Ramos como central.

2.- Barcelona. 91 puntos. Pep Guardiola.

Temporadón, una vez más, del conjunto culé. Su problema ha sido tener como rival al Real Madrid. Si en las tres temporadas anteriores el discurso era justo el contrario, ahora se ha invertido. La elegancia de su juego no ha sido lo suficientemente poderosa esta temporada como para batir a un rival muy hambriento de títulos y sediento de venganza. Distintos pinchazos inusuales en el equipo de Pep les han mermado desde el inicio. Además, esta temporada ha faltado algo de chispa, de entusiasmo. El jolgorio que caracterizaba al fútbol total del Barça pareció terminarse frente al Santos, en aquélla mítica final. Messi ha sido demasiado protagonista, más de lo que hubiese debido, pues al final el colectivo ha terminado acusando tal dependencia. Con todo, ahí están los números: temporada de sobresaliente.

MVP: Messi.

Revelación: Isaac Cuenca.

3.- Valencia. 61 puntos. Unai Emery.

Notable campaña del conjunto ché. La sideral distancia con la dupla que ha ocupado las primeras posiciones (30 puntos con el Barça y 39 con Madrid) resta mérito al trabajo de Unai. El Valencia, especialmente en la segunda vuelta, ha estado demasiado endeble, irregular. Le ha faltado pujanza, entusiasmo y, sobre todo, constancia. Ha sido capaz de combinar partidos memorables como el de San Mamés con otros lamentales como el de la Rosaleda. Las lesiones de hombres clave como Canales o Banega también es cierto que han limitado el rendimiento del equipo. Con todo, sin levantar grandes ilusiones entre la parroquia ché, el técnico de Hondarribia y sus jugadores han conseguido un año más alcanzar el objetivo marcado: la tercera plaza.

MVP: Soldado.

Revelación: Feghouli.

4.- Málaga. 58 puntos. Manuel Pellegrini.

Equipo gustoso de ver. El técnico chileno siempre me ha parecido de lo mejor de la Liga (que se lo digan a Roig). Le ha costado, sobre todo en la primera vuelta, juntar bien las piezas y darle cohesión a este equipo. Muy flojo en defensa durante el primer tercio liguero, el conjunto boquerón ha ido de menos a más, progresando gracias a la pizarra del chileno y a la calidad de gente como Cazorla o Isco. Una temporada buena que admite mucho margen de mejora. Cuidado con la progresión de este equipo de cara a la campaña próxima, más aún teniendo en cuenta que son el tercer presupuesto de la Liga.

MVP: Cazorla y Toulalan.

Revelación: Isco.

5.- Atlético de Madrid. 56 puntos. Manzano / Simeone.

Irregular temporada del equipo colchonero. Con todo, le ha dado para ser quinto en el ejercicio liguero. Si no fuera por el título europeo, la campaña del Atleti sería desastrosa. Un equipo que cuenta con gente de la calidad de Falcao, Diego o Arda, debe estar obligatoriamente entre los cuatro primeros. Con Manzano la cosa se estaba poniendo fea, el equipo no sabía exactamente a qué jugaba. Llegó el Cholo y todo cambió. Le dio disciplina, garra y orden al equipo. Sumado a las individualidades ofensivas con las que cuenta, no era difícil ser quinto. Correcta temporada.

MVP: Falcao y Diego.

Revelación: Adrián.

6.- Levante. 55 puntos. Juan Ignacio Martínez.

Sobresaliente temporada del equipo humilde de la ciudad de Valencia. El trabajo de Luis García la campaña anterior había sido notable. JIM, astuto e inteligente, supo amoldar sus creencias y estilo a lo que aquí había. Conformaba así una versión mejorada del equipo rocoso y bien ordenado que fue el Levante de la segunda vuelta de la temporada anterior. Gente como Ballesteros, Valdo, Juanfran, Munúa o Juanlu han dignificado esta profesión. Curtidos en mil batallas, en el Levante han encontrado el clímax idóneo para dar un último gran recital. A ello también ha ayudado el bestial ejercicio que se ha marcado Koné, y la solidez que aporta una dupla de pivotes de gran porvenir: Iborra y Xavi Torres.

 MVP: Koné.

Revelación: Iborra (en franca progresión).

7.- Osasuna. 54 puntos. José Luis Mendilibar.

El míster del conjunto rojillo es una de mis debilidades. No acabo de entender por qué ningún “grande” (dígase Sevilla, Atlético o Valencia) le ha echado el guante encima. Quizás por su estrepitoso tránsito por tierras bilbaínas. El caso es que lo de Osasuna parece un amor correspondido. Dentro de los limitados recursos con que cuenta el equipo de Iruña, la temporada ha sido de sobresaliente. Mendilibar ha aprovechado las virtudes de este equipo, explotando la seña de identidad que siempre lo ha caracterizado: fútbol intenso, combativo y aguerrido. Ha sido difícil durante esta temporada, desde el punto de vista de los rivales, sacar algo positivo de el Sadar.

MVP: Raúl García.

Revelación: Andrés Fernández.

8.- Mallorca. 52 puntos. Laudrup / Caparrós.

Extraña temporada la del conjunto balear. Todo comenzó de manera convulsa. Su gran estrella, De Guzmán, se marchó en la jornada 3, dejando al equipo huérfano de su calidad y talento (por cierto, tornado mediocridad en Villarreal). A Laudrup, que ya venía mosqueado durante todo el verano con Serra Ferrer, no le gustó nada, por lo que el divorcio era más que evidente. Terminaron contratando el oficio que representa Caparrós (huido de su mala experiencia suiza en Neuchatel), y éste no falló. Con lo poco de que disponía, armó un equipo rocoso, hasta tal punto que del objetivo prioritario (salvarse de la quema) se pasó, a última hora, a luchar por obtener premio europeo. No ha podido ser, pero la temporada ha terminado siendo notable.

MVP: La pareja de centrales (Ramis y Chico/Nunes).

Revelación: Víctor Casadesús (ha dado un salto cualitativo esta temporada).

9.- Sevilla. 50 puntos. Marcelino / Míchel.

Fracaso absoluto y rotundo. No ha funcionado durante toda la temporada. Marcelino no dio jamás con la tecla. Equipo irregular y sin señas de identidad. La merma física de algunos jugadores (Kanouté, Escudé) se combinó con la baja forma de otros (Negredo, Rakitic). El resultado era de esperar. Llegó Míchel, junto a Reyes, tratando de ofrecer algo nuevo. Pero más allá de recuperar la mejor versión de Jesús Navas y el olfato goleador de Negredo, el Sevilla, colectivamente hablando, no mejoró. Así, las individualidades de los citados no han sido suficientes para salvar la temporada con una plaza europea.

MVP: Jesús Navas y Medel.

Revelación: Javi Varas.

10.- Athletic. 49 puntos. Marcelo Bielsa.

Para mí, el Bilbao ha sido la revelación de la temporada, que no de la Liga. Por ésta, el equipo ha andado con paso irregular y marchito. Demasiado tute para tan limitada rotación. El exceso de minutos ha pesado en las piernas de los jugadores. Así, han alternado momentos gloriosos (la ida en San Mamés frente al Barcelona) con otros no tan gratificantes. Les ha faltado ese punto de constancia que, probablemente, alcancen la temporada próxima. Esta plantilla huele a Champions. Con todo, un gusto verlos jugar. Notable.

MVP: Fernando Llorente.

Revelación: De Marcos.

11.- Getafe. 47 puntos. Luis García.

El técnico madrileño a mí me tiene prendado. El trabajo que hizo en el Levante fue sensacional. Esperaba algo más de su paso por Getafe, intuía que podía ser el equipo revelación. No ha sido así, aunque la temporada tampoco puede tildarse de negativa. Es un entrenador diésel. Sus proyectos (y temporadas) siempre van de menos a más. En cualquier caso, las lesiones no le han ayudado (sobre todo, Pedro León y Gavilán). Plantilla descompensada y con lagunas que finalmente ha encontrado su camino. Les ha faltado cierta regularidad para alcanzar algo más. En fin, no han sufrido para alcanzar la permanencia (aunque tampoco estaba en las quinielas del descenso). Rozando el notable.

MVP: Miku.

Revelación: Abdel Barrada (su primera vuelta).

12.- Real Sociedad. 47 puntos. Montanier.

Esperaba algo más de este equipo. No han sufrido para alcanzar la permanencia, pero a principios de temporada los incluía en la lista de posibles equipos revelación (junto a Espanyol, Sporting y Getafe). Finalmente tal honor ha ido a parar a manos de Levante, Osasuna y Mallorca. Buena plantilla a la que esta temporada, además, se han incorporado nuevos talentos (Illarramendi, Pardo, Iñigo Martínez). A los Zurutuza, Xabi Prieto, Vela y Griezzman, les ha faltado continuidad, y regularidad. Al técnico galo también le costó dar con la tecla. En fin, rozando el notable.

MVP: Vela.

Revelación: Illarramendi e Iñigo Martínez.

13.- Betis. 47 puntos. Pepe Mel.

El conjunto verdiblanco es uno de esos equipos a los que nunca está de más ver jugar. Proponen algo vistoso, bonito. El estilo propuesto por su técnico es atrevido, descarado. Gente como Beñat, Salva Sevilla o Rubén Castro han tratado de plasmar las ideas del míster en el terreno de juego. Les faltan más recursos para alcanzar cotas mayores, pero aun así la temporada novel (después del ascenso), a pesar de la irregularidad constante que han mostrado, ha sido de notable. Este Betis con paciencia y trabajo bien hecho puede dar mucho que hablar en el futuro. Veremos.

MVP: Beñat y Rubén Castro.

Revelación: Cañas.

14.- Espanyol. 46 puntos. Mauricio Pochettino.

Otro caso similar al Betis. Me gusta ver jugar al conjunto perico. El trabajo que está haciendo Pochettino, dentro de los limitados recursos disponibles, es poco menos que excepcional. La afición anda inquieta, con ambiente crispado. No terminó de entenderlo. Cierto es que el final de temporada, con Europa a su alcance, ha sido lamentable. Pero bien, cabe tener en cuenta la precocidad de esta plantilla. La duda es si hay un proyecto bien definido o no. El tiempo lo dirá. Con trabajo bien hecho, lo dicho, darán que hablar.

MVP: Verdú.

Revelación: Dídac Vilà.

15.- Rayo Vallecano. 43 puntos. Sandoval.

A falta de cinco minutos para que concluyera la última jornada, el Rayo era equipo de Segunda. Sin embargo, apareció Tamudo por allí para solventar la papeleta. No merecía descender. Junto al Levante, es el equipo con mayor carestía económica de la Liga. Por tanto, al César lo que es del César. Por la falta de recursos, la temporada se les ha hecho interminable. No obstante, alcanzar la permanencia, y además jugando bonito a fútbol, es sinónimo de temporadón en Vallecas.

MVP: Michu.

Revelación: Lass Bangoura.

16.- Zaragoza. 43 puntos. ‘Vasco’ Aguirre / Manolo Jiménez.

Equipo defenestrado allá por enero. Era carne de cañón. Una mala planificación deportiva, con una plantilla tremendamente descompensada, y un clima social convulso, parecían presagiar al Zaragoza un futuro incierto. Sin embargo, Manolo Jiménez, un técnico excepcional que inexplicablemente fue apeado del proyecto sevillista, cogió las riendas del equipo y le dio un vuelco a la situación. También ayudó a la tarea el colosal Roberto Jiménez. Siempre quedará el mal sabor de boca de los últimos dos encuentros, frente a Racing y Getafe. Pero bien, el Zaragoza es de Primera.

MVP: Roberto Jiménez.

Revelación: Ninguna.

17.- Granada. 42 puntos. Fabri / Abel Resino.

Equipo con oficio que se ha visto con la soga al cuello hasta el último suspiro. Partía con una ventaja deportiva brindada por un presupuesto más goloso que el resto de sus contrincantes por la permanencia. Se fichó gente de calidad. Ahí están los Martins, Uche, Moisés Hurtado o Yebda para atestiguarlo. Sin embargo, algo no funcionó. Probablemente, la mala decisión de mantener en el cargo a Fabri para este proyecto en Primera. Con todo, ni fichajes estrellas ni cuentos chinos. Los que han salvado al Graná del descenso han sido los mismos que lo ascendieron. Correcta temporada.

MVP: Siqueira.

Revelación: Fran Rico (hasta donde le respetaron las lesiones).

18.- Villarreal. 41 puntos. Garrido / Molina / Lotina.

Muy malas decisiones se han tomado durante esta temporada en Villarreal. Apretándose el cinturón vendieron a su jugador franquicia, Cazorla. Sin embargo, los fichajes que llegaron para suplirle no fueron los acertados. Daba la sensación de que había una mala planificación detrás de esa plantilla. Demasiado descompensada (una delantera tremenda unidad a una endeble defensa). Las lesiones tampoco les respetaron. Poco a poco, el equipo fue cayendo en una espiral negativa, repleta de nervios, ansiedad y precipitación (también en los despachos, vaya show con los entrenadores) de la que ya no supo salir. Una lástima.

MVP: Borja Valero.

Revelación: Marco Ruben (confirma que es un notable delantero).

19.- Sporting. 37 puntos. Preciado / Clemente.

Inesperado descenso el del Gijón, la verdad. Llevaba una dinámica positiva hasta esta temporada, en franca progresión desde que ascendió. Gente joven y con hambre, ahí están los De las Cuevas, Lora, Cases, Botía o Canella, que me hacían prever una temporada esplendida para los de Mareo (incluso les veía luchando por plaza europea). Lamentablemente no fue así. Los fichajes no dieron el salto de calidad que se esperaba, y los que ya estaban en lugar de progresas, menguaron su rendimiento. La destitución de Preciado tampoco fue oportuna, y el nombre de su recambio totalmente desatinado. Como el Villarreal, entraron en una espiral negativa de la que ya no supieron salir.

MVP: Lora y De las Cuevas.

Revelación: Ninguna.

20.- Racing. 27 puntos. Héctor Cúper / Juanjo / Álvaro Cervera.

Una lástima la temporada del conjunto cántabro. Cúper conformo un equipo rocoso, disciplinado. Sin embargo, los resultados no llegaban. Su sustituto, Juanjo, siguió esa línea introduciendo ciertas variantes positivas (Bernardo, Stuani). El equipo parecía, dentro de sus limitaciones, funcionar. Sin embargo, inexplicablemente fue destituido. Daba la sensación de que el entorno, plenamente convulso, no estaba ayudando al Racing. Así fue. La llegada de Álvaro no mejoró, sino que empeoró el bloque que habían confeccionado Cúper y Juanjo. Lamentable tramo final.

MVP: Pape Diop.

Revelación: Jairo y Bernardo.

No se hizo justicia con el Ingeniero

Desde que llegó, siempre me pareció uno de los mejores entrenadores de la Liga, dentro del top5 siempre. Su Villarreal era un equipo sublime, de esos que enamora. Un equipo al que te gustaba seguir (también porque estaba en sus filas un jugadorazo como Riquelme). En esos años buenos, sólo los separó de la gloria (una final de Champions League, casi res) un penalty errado por Román frente al Arsenal en los últimos minutos. Tampoco aquel día se le hizo justicia a Mauricio Pellegrini.

Su salida de Villarreal me sorprendió. Lo veía como el Wenger de los groguets, sentado muchos años en el banquillo, sabiendo que era el líder, el que manejaba el cotarro, sin presión alguna y con proyecto de largo plazo para trabajar tranquilo. Pero no, el chileno arriesgó y se marchó a un banquillo caliente como el del Real Madrid, con un Robespierre de presidente, y un director deportivo que siempre lo alabó en lo privado pero nunca lo defendió en lo público. Desde el primer día, lo ví sentenciado (salvo premio gordo, es decir, doblete o triplete). En la Liga, yo intuía que no había que hacer por mucho talonario que superfloren sacará a relucir. Este Barça es sencillamente espectacular. La Champions, es la Champions. Puede pasar de todo (de hecho, el nuevo aclamado en la casa blanca, Mourinho, cayó el año pasado en octavos del mismo torneo al que ha llegado ahora a la final). Y la Copa, ahí sí que les daba puntos para la victoria, pero saltó el Alcorconazo. Un rídiculo histórico, cierto. Un rídiculo que lo sentenció allá por el mes de Noviembre, salvo doblete histórico.

El caso es que las exigencias para continuar dirigiendo el banquillo eran inconseguibles, utópicas. Ni el mejor entrenador del mundo lo hubiese realizado. Aún ganando la Copa, el torneo más factible de todos, Pellegrini hubiese ido a la calle. De todos modos, en esa sensacional rueda de prensa final, el chileno se despidió con una espinita clavada, recordándole a todos (tanto prensa como aficionados como directivos) que el que venga, tiene que hacer muy buenos números para superar los suyos (96 puntos, 102 goles, 18 victorias en el Bernabéu). Sólo le faltó el imposible, vencer al Barça. Yo creo que no se le hace justicia. Creo que, una vez más, el Madrid vuelve a equivocarse por los impulsos de un enanito, Florentino, que los llevará de nuevo, ya lo verán, a esos años grisáceos que no hace tanto, para alegría mía, vivía el madridismo. Craso error encomendarse a ese aspirante a Berlusconi. Pellegrini, ellos no te hicieron justicia, pero la memoria del aficionado al fútbol sí te la hará. Uno de los más grandes.

Puede ser su noche

Cuando desde Madrid andan en plena campaña desestabilizadora, atormentando a los jugadores del Barça con presuntos escandalos… “homosexuales”, tergiversando palabras de Guardiola, acusando a Xavi de jugar en su equipo lesionado para renunciar a la selección, encumbrando a supuestas estrellas (tipo Navas y Fabiano) afirmando de ellas que serán los jueces de la Liga. Cuando todo eso sucede, yo me fijo en un futbolista exquisito, en un tanque sueco de más de 1.90, que haciendo una temporada floja o mediocre, como la ha tildado más de uno, lleva aproximadamente unos 20 goles.

El sueco se siente humillado, indignado, irritado. Se ha sido injusto con él. Dicen que está fuera de órbita, que no está en la onda culé, un gigante de barro. Pero yo, en la línea bufonera que impera hoy en día, tengo un pálpito. Hoy es el día de Zlatan Ibrahimovic. El día de reconciliarse con su propio orgullo, de hacer algo importante. De decirle a Pep que él es mejor que Bojan (quien le está ganando terreno a pasos agigantados). Marcar el gol que signifique una Liga no es cualquier cosa. Y ese gol, creo que no lo hará ni Messi, ni Pedro, ni Xavi. Ahí estará el gigante. Tengo un pálpito. Y de paso, tapar la boca de todos aquellos papanatas que igual que lanzan a cualquier mediocre al estrellato, hunden a hombres consolidados con la misma velocidad. La de tonterías que se han dicho esta semana del sueco. Se le ve herido, pero con ganas de rugir. Que comience el espectáculo.

El niñato sigue sin rendirse

Que Cristiano Ronaldo es un niñato irritante, ególatra y chulesco, no lo duda nadie. Pero que es un pedazo y sensacional futbolista, tampoco lo cuestiona nadie en su sano juicio. Tiene una virtud que, hoy por hoy, le hace superior al resto: su potente físico. Otro debate es el de que será de Cristiano dentro de 7 o 8 años cuando el cuerpo ya no de lo mismo. Pero bueno, a lo que vamos. El Madrid iba a un campo complicado como es Son Moix. Empezó perdiendo, y de eso que me alegré. Sin embargo, al descanso acabaron en tablas.

Debo reconocer que la primera parte no la vi del todo (la Roma captaba mi atención). Pero ahí estuve en la segunda para comprobar el show de Cristiano. Y es que fue eso. Lo enigmático del asunto, para un aficionado medio, es comprender como el Real Madrid, con tan poco, y digo tan poco en comparativa a la delicia y exquisitez que atresora el Barça, puede plantarle cara a estas alturas de temporada con una barbarie de puntos. Es chocante e incomprensible. Habrá quién diga que la explicación es simple: talonario. Pero ahí las cosas fallas, porque dos de los mercenarios mejor pagados de esta temporada, como son Kaká y Benzema, han fracasado. Los que han cumplido son los Albiol, Arbeloa y Xabi Alonso. Buenos jugadores, pero no capaces de aguantar ese nivel futbolístico. Yo, la única explicación que le encuentro es Cristiano. Su talento individual, su poder para salvar partidos (a la par que Casillas). Alguien que es capaz, él solito en compañía de alguien más que se apunte (tipo Higuaín, Xabi, Granero, etc.), de destrozar a un rival. Y es que el Madrid no tiene un estilo de juego muy bien definido. Simplemente va a ráfagas. Se maneja impulsivamente, y ahí Cristiano, cuando arranca, hace daño al rival. El Danny Zuko de la liga no quiere perder comba. Se resiste. Y eso lo aplaudemos los aficionados que queremos emoción hasta el final. Aunque, eso sí, espero un final justo con el fútbol, un final que le de el triunfo al que se lo merece, a un Barça estratosférico, ejemplar.

En otro orden de cosas, la derrota del Mallocar supuso la entrada, en tercer lugar, del Valencia para la Champions de la temporada que viene. Dos temporadas sin estar entre los mejores de Europa ya nos hacía daño a los aficionados. El Valencia, actualmente, por plantilla y calidad debe estar. Y ahí que estaremos. En una temporada notable, en la que podríamos, que no lo haremos, llegar a los 74 puntos. Casi nada. Eso lleva consigo la ya anunciada renovación de Unai. El mejor entrenador que hay, hoy por hoy, para entrenar al Valencia. Sólo se le puede achacar una cosa: la ausencia de mano dura. Mayor disciplina, desde el día del entrene hasta el del partido. Hay que ganar en solidez defensiva. Si fueramos capaces de hacerlo, podríamos dar alguna alegría en forma de título a nuestro palmarés.

Unai Emery, el señalado

Parece como si Valencia se hubiera instalado (desde tiempos de Paco Roig), a imagen y semejanza del Madrid, en una ola de nerviosismo y ansiedad que arrasa con todo lo que se pone por delante. Desde la prensa hasta la afición, contagiando, no se sabe porqué, a los dirigentes del club. Aquí, se ha cuestionado a un hombre, a un señor del fútbol, a un grande, a un maestro como Héctor Cúper, alguien que tenía que aguantar el famoso “vete ya” yendo segundo o tercer clasificado en Liga, y habiendo disputado dos finalísimas de Champions League, casi res. También le pasó a Benítez, el mejor y más triunfal de todos. Si no llega a ser por la remontada de Montjuic. No fue menos un hombre tan respetado aquí como el romano Claudio Ranieri (por cierto, hoy es líder con la Roma, un equipo que cuando lo cogió estaba defenestrado), que tuvo que enfrentarse a la sombra de Benítez y que duró menos de lo que debía en el cargo. Le tocó a Quique, un mes malo sirvió para sentenciarlo y ejecutarlo. Koeman compró todas las papeletas, pero recuerdo un caprichoso “quédate” de la afición tras clasificarse el Valencia para la final de Copa del Rey. En definitiva, Unai, esto no es nuevo.

Dicho lo cual, me reiteró en mi idea. Unai, hoy por hoy, es el técnico ideal para el Valencia. Un hombre que lleva al equipo tercero en Liga, y con dos eliminaciones, tanto en Copa como en UEFA, en las que algo se le puede achacar, pero contra equipos duros y rocosos, no tan alejados del nivel ché. Es decir, se podía caer. El Valencia no es el Madrid ni el Barça. Está a años luz de ellos, por mucho que disponga de Villa y Silva en el equipo. Es el Valencia, un equipo arruinado, al borde de la desaparición y que está en puestos de Liga de Campeones, siendo su fichaje estrella de esta temporada, con todos los respetos, Dealbert, procedente con 26 años del Castellón.

Unai debe ser el técnico. Un técnico que exige más actitud de sus jugadores, más responsabilidad. Y hay que apoyarlo, tanto la prensa, como el aficionado o los dirigentes (¿por qué no está renovado Unai?). Hay que tirar del mismo carro, todos a la vez. Si se gana al Athletic, el sueño de volver a Champions estará más cerca.

Lo excelso del fútbol.

El Real Madrid es un equipo hecho para ser campeón. Así lo atestigüan los 300 kilos que se dejó este verano el papi Florentino. Sin embargo, hoy por hoy, y mientras el fútbol aguante (en Can Barça), creo que el Real Madrid, haciendo un símil baloncestístico o ciclista, no va ser otra cosa que un gigante lleno de amargura, al estilo Malone y Stockton (vs Jordan), o Bugno y Chiapucci (Indurain), o el propio Ullrich (Armstrong). Un gigante que no encuentra su recompensa: la de ser campeón.

Ahora, la prensa (madrileña) se encargará, dentro de su labor kamikaze, de deslegitimar a un gran entrenador como es el “Ingeniero” Pellegrini. Un hombre que lo había, antes de ayer, ganado todo en el Bernabéu. Tenía números de récord. Pero faltaba por llegar a tierras madrileñas el Barça de Pep, y bien que lo hizo.

El planteamiento inicial fue extraño, con Dani Alves de extremo. El Barça no parecía coordinar bien, tampoco ayudaba la asfixiante presión del Madrid. Unos y otros habían caído en una batalla táctica, donde el balón no acababa de rodar todo lo fluido que uno quisiera. Cristiano e Higuaín no aparecían. Xavi y Messi…. tampoco, pero cuando aparecieron… letales. “Tócala otra vez, Sam” le decía, antaño, desde su cabina el gran Andrés Montes. No es para menos, cuando Xavi la toca, algo pasa, inventa, crea, hace magia. Sus ojos parecen verlo todo, se conoce todos los espacios, todas las posibles líneas, y siempre (o casi) encuentra la fractura. Y eso que ayer la defensa del Real fue una roca. Pero salió lo sublime, la marca de la casa de este equipo que para muchos es de lo mejor de la historia. Pase genial, definición mortal. Xavi y Messi.

La segunda parte cambió. Guardiola volvió a alinear a Alves en el lateral derecho, y subió a Maxwell al extremo, un hombre menos visceral en ataque que su compatriota. La jugada le salió muy bien, y el Madrid lo notó. El Barça parecía ya tener más ritmo. En cambio, al Madrid le ardía la pelota en sus pies. El tiki-taka acabó con otra genialidad de maestro de Xavi, en compañía del, ayer, “ejecutor” Pedro. Fue irónico, esperaron a la gran cita para lanzarles, a todos aquellos que denunciaban la Messidependencia, un buen bofetón. Una vez más, el colectivo (y no la individualidad) se impuso. Y dentro del colectivo, Xavi es el jefe.

Después vino un querer y no poder del Madrid, que se topó con un, como siempre, sensacional Valdés. Casillas también arruinó alguna que otra ofensiva culé. El 0-2 ya parecía definitivo. Un resultado que sentencia (para mí) la Liga. Dos partidos quedando siete, es un tanto utópico siendo el Barça tu rival. En definitiva, me quedo con las palabras de Messi al final del partido, “Messi no es mejor que Cristiano, el Barça es mejor que el Madrid”. El Barça es un conjunto de CRACKS mundiales, pero que encima juegan colectivamente como nadie. Son, por tanto, imparables. El Madrid, en cambio, tiene un juego colectivo correcto, con un bloque compenetrado, pero que depende, y mucho, de las individualidades de Cristiano e Higuaín.

Hay que decir, eso sí, que los del Madrid no son tan “malos” como lo parecieron ayer. Y los del Barça tampoco, aunque suene a güasa. Pep reservó, ahorró y jugó pensando en Champions, porque ellos van a por todo. El Madrid ha intentando emular durante todo el año a un equipo sublime, detallista, elegante. Y eso era misión imposible, era cuestión de tiempo que las cartas se pusieran sobre la mesa y los faroles desaparecieran. En definitiva, y con todos los respetos, Xabi no es Xavi, ni Cristiano es Messi.